La historia de Maricruz y Ángel. El ocultismo de los bebés robados contado por aquellos que aún reservan una página del libro de familia


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Afectados por el episodio de los bebés robados. EP
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La historia de Maricruz y Ángel. El ocultismo de los bebés robados contado por aquellos que aún reservan una página del libro de familia

Una madre a la que le arrebataron su hijo en el 80 y un hermano en busca de su homólogo, desaparecido durante el franquismo, cuentan a ElPlural su experiencia

Rubén Rozas

“Mi madre nunca llegó a ver a su hijo. Vino la monja, le puso la máscara y el pentotal y, cuando se despertó, le dijeron que había nacido muerto”. No es Gilead ni El Cuento de la Criada. Es España en los 60 y obedece al episodio de los bebés robados, uno de esos casos en los que la realidad supera, lamentablemente, a la ficción y que va mucho más allá del franquismo. En concreto desde la década de los 50 hasta los 90.

ElPlural.com ha podido hablar con Ángel Casero (54 años), portavoz de la plataforma Adelante Bebés Robados, y con Maricruz Rodrigo (64 años), su homóloga en SOS Bebés Robados-Madrid. El primero sigue intentando reunirse con su hermano, mientras que la segunda no cesa en la pelea porque su hijo sepa de su existencia. Los dos han movido Santiago con Roma, pero se han topado siempre con los trámites burocráticos, que agravan la situación en la que les ha situado la Historia de nuestro país.

'Vio' a su madre en la tele

“Mi madre da a luz en la Casa de la Madre, en 1967, que ahora es una residencia como la mayoría de aquellas clínicas. Sobre una de mis hermanas lo he encontrado todo, pero sobre mi hermano o hermana desaparecido, nada. Hasta desconozco si es chico o chica porque entonces no se hacían las pruebas de hoy en día, si acaso a las mujeres que sí querían dar a sus hijos en adopción, pero a las pobres, nada. Es como si mi madre no hubiese pasado nunca por el hospital, porque no hay registro de entrada, de salida... Ni siquiera sé si su hijo está o no con vida”, lamenta Casero.

El portavoz de la plataforma se entera de lo que está pasando después de ver un reportaje sobre el caso, de los primeros que salieron:  “Estoy una noche de 2010 viendo la televisión y todo lo que se aparece en el reportaje es idéntico a lo que nos contaba mi madre. Que venía la monja, las drogaba… todo. Ella (mi madre) siempre estaba con que la ‘puta monja’ le había puesto una mascarilla, tal...Toda su vida ha recordado a mi hermano. Si estuviera viva (fallece en 2007), diría que le robaron al niño”. Aquellas imágenes son la semilla de la asociación que ahora preside.

El niño del doctor Vela

“Ese día mi padre y mis hermanos bajan al sótano y les enseñan a un niño congelado. Bueno, yo digo que estaba congelado porque mi hermana siempre ha dicho que cuando le tocó estaba muy frío”, explica Ángel. “Estaba tapado con una sábana, era muy gordito, con mucho pelo… Al cabo del tiempo mi hermano, que tenía ya unos 18 o 19 años le muestro la foto del bebé que está donde el doctor Vela (ex director de la clínica San Ramón entre 1961 y 1981 y primer juzgado por el episodio de los bebés robados) y me dice que es ese el que les enseñaron”, añade.

Y no es el único: “Otra señora que dio a luz en la misma casa dice que también le enseñaron un bebé más grande de lo habitual; y otra mujer que dio a luz en el 66 dice que le enseñaron el mismo bebé”. “Yo de todo esto me he enterado después, claro”, refleja. Mediante, y para despejar cualquier atisbo de duda que alguien pudiera plantearle, Ángel añade: “Con el tiempo veo que mi madre se hace una foto con mi hermana en la boda de mi hermano mayor, y ahí estaba embarazada del que sería mi hermano desaparecido”.

El doctor Vela en la Audiencia Provincial de Madrid.
 

Dudas, problemas burocráticos y documentación sin clasificar

Cuestionamientos, alguno; pero problemas burocráticos con los que se ha encontrado Ángel, muchísimos, como apunta su testimonio: “A mi padre le dijeron que el niño tenía dos vueltas de cordón al cuello, a mi madre no le hicieron ninguna cesárea, la única cesárea que le hicieron fue conmigo. Eso está en un informe médico de 1992, pero a mí la fiscal no me lo tuvo en cuenta porque decía que era lo que decía mi madre. Más allá de que alguien pueda inventarse algo así… ¡Mi madre murió en el 2007 y nosotros empezamos en 2010! Ella no tenía ni idea lo de los bebés robados”.

Lo primero que hace Ángel por esclarecer los hechos es “lo que le dicen”: acudir al registro civil y pedir un legajo de aborto. “Lo pedí de todos los años posibles, pero me dicen que no hay nada de mi madre ni a nombre de mi padre. En el archivo regional de Madrid lo mismo, pero sí que me facilitan la documentación sobre mi hermana… Me justifican que se han perdido muchos archivos”. Lo mismo le sucede al buscar el certificado de defunción en el cementerio o cuando solicita los estatutos de la Asociación Española para la Adopción (AEPA), donde ya busca los nombres de quienes perpetraron los hechos: “Como mucha de esta gentuza ha fallecido, me dan sus nombres y me tachan la dirección. Yo entiendo que los trabajadores tienen miedo por si utilizo la información en un juicio por tema de protección de datos y demás (…) Sabemos que hay un montón de documentación sin desclasificar”.

Más allá del franquismo: la denuncia 261

Maricruz perdió a su hijo pasada la Transición, en el año 80. "Estoy harta de que digan que esto es cosa del franquismo. A otra chica que conozco se lo quitaron en el 92", nos explica enfadada. Todo empieza en el emblemático 12 de Octubre, uno de los hospitales más históricos de la capital. Ella y su marido,de 21 años, tienen un segundo niño -el anterior había nacido un año antes-, al que llegan a ver, pero nunca tocar: "Lo metieron en la incubadora porque nació de siete meses. Me dan el alta a los cuatro días, al siguiente volvemos y ya no está. Pensábamos que lo habían metido en otra canastilla, pero nos dicen que ha fallecido". 

El personal del centro les remite a una doctora, cuyo nombre "nunca ha dado ni dará" porque "es el juez quien tiene que hacerle las preguntas". "Nos cuenta que ha muerto de un infarto. Yo quería verle para despedirme de él. Me dicen que está desfigurado", expone. "Ahora lo pienso y sé que es imposible, pero en el momento éramos unos críos y los 21 años de ahora no son los de antes", lamenta.

Maricruz fue también de las primeras en denunciar los casos. La suya forma parte de las primeras 261 demandas, fechadas en 2011, quel la Fiscalía recibió de manos de la Asociación Nacional de Afectados de Adopciones irregulares. "De haberlo sabido o sospechado en el momento, no me mueve ni Dios del hospital". 

Preguntas sin sentido y excusas

La coartada era perfecta. Las preguntas, como la que le hicieron a nuestra otra protagonista, impensables hoy en día: "Me preguntaron durante el parto si me había querido quedar embarazada (...) Yo les dije que no. No pensé en... Era la verdad, no tenía por qué mentir".

La otra cuestión que le llamó la atención es que la doctora le pidió llevar la leche. "Mi marido preguntó que para qué la querían si el niño ya estaba muerto y nos dijeron que para otros bebés, porque era buenísima". Algo, asegura Maricruz, que es "mentira" porque su leche "siempre" ha sido muy mala. "El mayor ni la probó y los otros muy poco, porque se quedaban en seguida con hambre". 

Afectados por el episodio de los bebés robados se manifiestan frente al Congreso. ElPlural.
 

Un "vacío" imposible de llenar: "No queremos dinero, solo justicia"

Tiene otros tres hijos. El pequeño se lleva casi 20 años con los demás. "Yo quería quitarme ese vacío, pero ese vacío no lo llena nadie", declara. Casualidad o no, Maricruz asegura que el hijo de aquella doctora tiene un amigo "idéntico" a "su gente". "Sé hasta dónde vive (la doctora), pero no puedo ir, evidentemente, es el juez quien tiene que hacer las preguntas. Para eso pagamos una Justicia", apostilla mientras subraya que su ADN está en "todos los bancos, hasta en Estados Unidos (EEUU)", por si su hijo algún día la busca.

En cualquier caso, deja claro una cosa ante los micrófonos de ElPlural.com: "No queremos dinero. Nunca lo hemos querido. Lo que queremos es que se haga Justicia. No hay dinero en el mundo que pague lo que me han hecho".

Todo en pocos metros

Siempre impresiona caminar por Madrid en este caso cuando el pasado, por oscuro que sea, llama a las puertas de la ciudad. Lugares por los que pasas cada día, sales a tomar algo o acudes a trabajar hicieron tiempo atrás -o sus inmediaciones- las veces casi de localidad paralela. Es el caso de los sitios que relata a este medio Ángel y que funcionaban como las entregas de una saga de terror: "Antes aquello era la Ciudad Escolar. Había como conexiones subterráneas que conectaba los colegios y las maternidades", desliza. 

Dentro de este mapa dibuja que se situaba la inclusa en la calle O'Donnel, donde los llevaban para que todo fuera "un poquito más legal", el Colegio de la Paz "detrás", "un poquito más adelante" la Casa de La Madre" y tras unos metros la clínica de San Ramón, entre otros lugares.  "Mi hermano o salió de la clínica en los brazos de otra mujer o lo llevaron a la inclusa", confirma casi seguro.

Ley "muy positiva", pero con margen de mejora

La ley que PSOE y Unidas Podemos han desbloqueado es "muy positiva" y "un primer paso", según los afectados, pero hay aspectos mejorables. Para Maricruz, debería ir más allá de 1975, mientras que Ángel centra sus quejas en el "legajo de aborto", que se mantiene intacto desde la dictadura y dificulta muchos trámites. "Si el niño ha vivido menos de 24 horas se considera aborto y, por ende, no se hace certificado de defunción ni nacimiento". 

La norma actual, que llevaba cuatro años en stand by y afecta a entre 30.000 y 300.000 familias, se compromete a reconocer y asegurar los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición nunca más con diversas medidas como la garantía del derecho al acceso a todo tipo de archivos, tanto públicos como privados (destacando los de clínicas y hospitales, así como los de la Iglesia); la realización de exhumaciones sufragadas por el Ministerio de Justicia; la atención médica, jurídica y psicológica gratuita y campañas de información y difusión por parte de los poderes públicos. 

Asimismo, se creará una Fiscalía Especial, una Unidad especial de Investigación de la Policía Judicial y una Comisión Estatal por el Derecho a la Identidad. También una Base de AND nacional con pruebas gratuitas a la vez que se fomenta la participación de las víctimas a través de sus representantes en organismos, plataformas y herramientas. 

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