la epidemia de la maternidad de O´donell
NIÑOS ROBADOS | TIENEN SOSPECHAS DE QUE EL NIÑO FUE ROBADO
Y LLEVADO A SAN SEBASTIÁN O MADRID
Una familia investiga la muerte de un bebé llamado a filas 18 años después
Las hermanas de un
niño nacido el 21 de septiembre de 1958 en la Clínica Arana de Vitoria están
investigando la supuesta muerte del bebé. Varios documentos sobre el nacimiento
de su hermano Manuel Holgado Núñez no aparecen y en otros informes los datos no
coinciden. En la clínica donde nació el niño existen 43 casos de bebés presuntamente robados.
MARÍA JOSÉ ESTESO POVES (REDACCIÓN)
JUEVES 15 DE DICIEMBRE DE
2011. NÚMERO 163
AMAIA HOLGADO,
hermana de Manuel, el bebé supuestamente muerto, ha pedido los informes de la
Clínica Arana, donde existen otros 43 casos de niños robados. Foto: Familia Holgado.
“Qué niño tan bonito”,
le dijo la monja a la madre tras el parto. Un alumbramiento largo, de casi seis
horas, que acabó con cesárea. Era el primer hijo de Antolín Holgado y María
Teresa Núñez de Vitoria. Ella tenía 25 años cuando dio a luz a Manuel en la
Clínica Arana de Vitoria el 21 de septiembre de 1958.
“Era un niño gordito, ha dicho siempre mi madre”, relata Begoña
Holgado, hermana de aquel bebé y tercera hija del matrimonio. “Durante toda su
vida, mi madre aseguró que ese niño no murió. En varias ocasiones me contó la
historia, pero ¿qué podía hacer?”, se pregunta. Ella cuenta que su madre vivió
con esa pena y cuando se estaba muriendo “me volvió a narrar la desaparición de
mi hermano”, explica a DIAGONAL.
Este año, su padre
Antolín, después de leer en un periódico un reportaje sobre niños robados, rompió su silencio: “Nosotros
estamos igual...” dijo a la familia. Entonces su hija tomó la determinación de
investigar qué pasó con su hermano mayor, supuestamente fallecido.
LA EXTRAÑA EPIDEMIA DE
O´DONELL
La
extraña epidemia de O'Donnell. Decenas de bebés constan como muertos en los
sesenta en un centro denunciado por robo de niños - "Estoy convencida de
que me quitaron a mi hija", afirma una madre.
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Durante décadas miles de bebés en España fueron
sustraídos o separados irregularmente de sus padres. Sigue la serie
de EL PAÍS sobre este tráfico de niños y ofrece el relato de las víctimas y de
quienes participaron en las tramas. | Consulta el especial: Vidas robadas. | Participa en Eskup. ¿Crees que eres un niño
robado o conoces a algún caso?.
Treinta y
siete bebés murieron en 22 días del mes de enero de 1964. Otros 34 en noviembre
de 1973. ¿Dónde? En la maternidad de la calle de O'Donnell de Madrid, una de
las denunciadas por el presunto robo de niños. En muchos de estos casos se
atribuyó tan fatal desenlace a la otitis (hasta cinco fallecimientos en solo 24
horas). Especialistas consultados por familiares de aquellos bebés aseguran que
eso es casi imposible. Ahora esas familias dudan: ¿mi hijo se murió o me lo
robaron?
La lista de
muertos en esta maternidad incluye otras causas. Al matrimonio Sánchez les
dieron hasta tres distintas por la muerte de su hija. "Desde el primer
momento estoy convencida de que a mí me la quitaron". María Esperanza
Sánchez-Horneros no llegó a verla ni a ponerle nombre. Tenía 26 años cuando el
30 de noviembre de 1973 dio a luz a una niña en O'Donnell. Durante todo su
embarazo estuvo controlada por el doctor José Botella Llusiá, que en ningún
momento detectó problemas o anomalías en el embarazo. "Por eso me extrañó
que en pleno parto me sedaran sin decirme nada, cuando todo iba aparentemente
bien", recuerda.
"Al despertar, chillé hasta que vino una enfermera. Le
pregunté: '¿Qué he tenido?' Me contestó que una niña, pero que estaba en la
incubadora porque había nacido con el cordón umbilical enrollado al cuello. Al
rato vinieron unos médicos y comentaron entre ellos que tenían que ponerme una
inyección para que no me subiera la leche. Y supe que algo iba mal".
Sobre las
cinco de la mañana, tres horas después del parto, llamaron a su marido, José
Antonio Suárez, del hospital para decirle que su niña estaba en la incubadora.
"Al llegar allí, salió una enfermera con pijama verde y me dejó helado
cuando me informó de que nuestra niña había muerto al encharcársele los
pulmones por tragar líquido". José Antonio tendrá la oportunidad de contar
esta historia el próximo día 15 en el Congreso, ante portavoces de los grupos
parlamentarios y juristas.
José
Antonio, entonces zapatero, y María Esperanza, dedicada a "sus labores",
vivían en Leganés (Madrid). El joven matrimonio prefirió que su segunda hija
naciera en O'Donnell y no asistidos por una matrona en casa, tras culminar los
nueve meses de gestación.
En la
partida de defunción figura como hora del óbito la 1.50, la misma a la que se
produjo el parto. "O nunca estuvo en la incubadora o murió nada más nacer.
Pero las dos cosas son imposibles", asegura José Antonio. Este pidió por
escrito un informe de lo ocurrido porque entonces pensó que la muerte de su
hija se debía a una negligencia médica. "A los diez días nos lo entregó
una monja, que nos dijo: "No lloréis porque si esa niña hubiera vivido,
habría sido tontita para siempre", relata María Esperanza. En el citado
informe se hacía constar que el fallecimiento fue debido a "hemorragia
intracraneal", una causa distinta de la que les habían indicado con
anterioridad. En el libro de asiento de defunciones de la maternidad figura
otro motivo: "sufrimiento fetal". Tres causas de muerte; dos horas
distintas.
Aquel
noviembre de 1973, la maternidad de O'Donnell registró una alta mortalidad
infantil: fallecieron 34 bebés. "Cuando fui al depósito de cadáveres de la
clínica, había otros padres esperando para ver a sus hijos muertos. El empleado
me preguntó si la clínica se hacía cargo del entierro. Le dije que sí porque lo
estábamos pasando mal y no podíamos pensar con claridad. El empleado me
advirtió de que, en ese caso, nunca sabríamos dónde estaba enterrada mi
niña", declara Suárez, que hoy se arrepiente de aquella decisión. El matrimonio
no firmó ni un solo papel antes de abandonar el hospital sin su hija.
Todos esos
niños que por extrañas epidemias morían por aquellos años en O'Donnell,
deberían haber sido bautizados "en artículo mortis", según asegura el
sociólogo Francisco González de Tena, en un informe elaborado para un juzgado.
Pero tales bautizos no están registrados en la parroquia de San Vicente Ferrer
de la calle de Ibiza, la más próxima al hospital.
En esa
parroquia, por ejemplo, debería estar registrada Beatriz Soriano, fallecida en
O'Donnell el 19 de enero de 1964. Su hermana Mar ha llevado el caso a la
justicia. A su madre, al igual que a María Esperanza, también le dijeron que se
llevaban a la niña a la incubadora antes de comunicarle que había muerto.
"Cuando mi padre dijo que quería verla y enterrarla, le contestaron que ya
se habían ocupado ellos de todo y que estaba en una fosa común del cementerio
de La Almudena".
Beatriz es
una de las extrañas muertes por otitis denunciadas en esta clínica. El doctor
Ignacio Villa Elizaga, que firma el certificado de defunción, aseguró ayer a EL
PAÍS: "La otitis, en 1964, podía ser causa de muerte en un prematuro
porque puede provocar infecciones generalizadas. Hoy en día, con los medios que
hay, no ocurriría, pero entonces sí". Preguntado por el caso de Mar
Soriano, Villa Elizaga afirma: "No puedo aportar nada. Yo no estoy metido
en esto. Hay cierta psicosis con este asunto". El pediatra, que sigue
ejerciendo, pide que se lleve a cabo "una investigación muy seria".
En este
hospital también murió supuestamente por otitis un año más tarde, en 1965, el
hermano de Nuria Massó. Cuando cuarenta años después, su hijo estaba aquejado
de otitis, ella acudió alarmada a su pediatra temiendo que le ocurriera lo
mismo. "El médico me aseguró que era imposible que un bebé muriera de eso,
incluso en 1965", recalca.
La
Comunidad de Madrid ofrece su "colaboración total a los interesados, a los
jueces y a los fiscales" que investigan estas muertes, según el
vicepresidente, Ignacio González. "Pero no vamos a hacer una causa
general, como tampoco la ha hecho la fiscalía del Estado", añade.
Mientras, José Antonio y su esposa aclaran: "No buscamos culpables. Solo
queremos saber la verdad. Poder decirle a nuestra hija que ni la vendimos ni la
abandonamos".
Esta es la lista de defunciones de enero
de 1964 que la maternidad de O'Donnell mandó al juzgado. Son 37 bebés muertos:
12 "fetos masculinos", nueve "fetos femeninos", ocho
"párvulos" y ocho "párvulas". La defunción del día 19 (que
figura sin tachar y que firma el doctor Ignacio Villa Elizaga), corresponde a
Beatriz Soriano, hermana de Mar, coordinadora de una de las plataformas de
afectados por robo de niños. La causa de la muerte en este caso y en cuatro más
en el breve intervalo de solo 24 horas, fue supuestamente una otitis.
MIÉRCOLES, 22 de diciembre de 2010
LA
INVESTIGACIÓN DEL ROBO DE NIÑOS EN ESPAÑA
Madrid examina sus archivos sanitarios
La comunidad inicia un
estudio estadístico de fallecimientos entre 1961 y 1971
La Comunidad de Madrid
ha iniciado una investigación estadística en sus archivos sanitarios sobre el
robo de niños durante el franquismo que después, supuestamente, eran dados en
adopción. El objetivo, según una carta enviada a una de las familias afectadas,
es estudiar y determinar la "oportunidad y pertinencia" para remitir
el caso "a los órganos judiciales que sean competentes en esta cuestión".
La Fiscalía de la Audiencia Nacional anunció a los afectados hace dos semanas
que se opondría a que el caso se investigara en ese tribunal, como propusieron
dos juzgados de Madrid, pero
se dirigió al Ministerio
de Justicia para que les ayudara en sus pesquisas. Ayer mismo, los familiares
solicitaron una entrevista con el ministro Francisco Caamaño.
La plataforma de
afectados asegura que tiene documentados unos 300 casos de robos cuyo supuesto
falso fallecimiento se comunicó a sus padres y que luego fueron entregados en
adopción a otras familias. Tras la inhibición de dos jueces a favor del juzgado
Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional -desde el que el juez
Baltasar Garzón lanzó la mayor investigación sobre los crímenes de la Guerra
Civil y la dictadura- el caso está pendiente de que la Sala de lo Penal del Tribunal
Supremo decida a qué órgano judicial corresponde la competencia para investigar
el caso.
En su carta al
Ministerio de Justicia, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier
Zaragoza, explicó que los delitos denunciados por los familiares no se encontraban
en el catálogo de los que corresponde investigar y juzgar a la Audiencia
Nacional, pero apoyándose en la Ley de Memoria Histórica, solicitó al
ministerio que apoyara "sus legítimas pretensiones" mediante la
creación de una oficina específica de atención a las víctimas de estos robos
así como "la adopción de las normas reglamentarias precisas que faciliten
la investigación" de esos casos.
La Subdirección General
de Archivos, dependiente de la Vicepresidencia de la Comunidad de Madrid ha
iniciado un estudio estadístico sobre "los fallecimientos de bebés
producidos en la Maternidad Provincial de Madrid durante la década comprendida
entre 1961 y 1971". Además de ese centro, los supuestos robos también se
produjeron en otro centro madrileño, el hospital de San Ramón, también cerrado.
Uno de los primeros casos investigados es el de Beatriz Soriano, supuestamente
fallecida de otitis tras su nacimiento, en enero de 1964. La comunidad ha
enviado a su hermana Mar Soriano, coordinadora de la plataforma de afectados,
los asientos de otros bebés fallecidos en las mismas fechas, algunos de ellos
por esa misma enfermedad que, según Alfonso Delgado, ex presidente de la
Asociación Española de Pediatría, es difícil que pueda producir por sí sola y
sin ninguna complicación, la muerte de un bebé.
JUEVES 15 DE OCTUBRE DE
2009. NÚMERO 111
VIDAS ROBADAS
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