niños robados

ESPECIAL. Niños robados
"Es una tontería que los niños busquen a sus padres"
antena3.com  |  Madrid  | Actualizado el 27/09/2012 a las 02:33 horas
La salida del bebé de España, con visado de turista, fue autorizada por un teniente coronel del ejército español que se ocupó personalmente de todos los trámites: Félix Alvarez Arenas, que llegaría a ser ministro durante la dictadura franquista.
Hace solo dos años Luis Fernando Lezaeta descubrió, cuando su madre adoptiva murió, que sus orígenes son españoles y sus padres también. "Aquí en Chile, me llamo Luis Fernando Lezaeta Hurtado, en España me llamo Luis Aguirre García, tengo dos actas de nacimiento y soy la misma persona". Los papeles dicen que su primer hogar fue la inclusa de Madrid. Después pasó un tiempo en casa de Alvarez Arenas y su mujer. Hasta que con 6 meses viaja a Chile. Aunque en España la adopción era gratuita, el matrimonio chileno envió a nombre del militar español grandes sumas de dinero.
Entre los centenares de documentos que su padre guardó, también descubrió porqué fue él el elegido. "La carta de petición de mis padres decía que querían un niño rubio y de ojos azules y una niñita. Le contestaron que las niñas eran muy escasas y caras".
Asegura que en Chile y en toda Sudamérica hay muchos más españoles con familias pudientes. Él le reclama al Estado Español una reparación. Su lucha legal no ha hecho más que empezar. Quiere que se sepa la verdad y que España haga Justicia con muchos niños que como él salieron de su país natal para perder sus raíces en un viaje sin retorno.
Domingo de noviembre de 2012

DIARIO BURGOS.ORG
Adoptados que buscan a su madre biológica
Saben que venían de «gente de bien», algunas «de familias de militares» y el nombre de Burgos ha aparecido en varias ocasiones durante las pocas averiguaciones que han podido hacer sobre su verdadero origen. Pero los ‘niños’ del Santo Celo de Valencia (ahora ya son adultos) siguen sin conocer la identidad de quienes les trajeron al mundo y han llegado hasta los tribunales para averiguarlo.

A mediados de octubre, 14 personas adoptadas en la institución ya desaparecida que regentaban las Mercedarias de la Caridad presentaron ante los juzgados de valencia una demanda para reclamar que las religiosas les faciliten los datos de sus madres. Sería un paso fundamental en la búsqueda de sus orígenes que llevan meses peleando sin excesivo éxito.
A principios de año, este colectivo se puso en contacto con varios periódicos del norte de España (entre otros, Diario de Burgos)para intentar llegar a las mujeres que pudieron darles en adopción de forma más o menos legal y más o menos voluntaria. Porque, según las conversaciones que algunos de los adoptados han mantenido con las monjas del centro, el origen de varios de ellos estuvo en la zona cantábrica.
También en la capital burgalesa, donde desde los tiempos del Cardenal Benlloch, allá por los años 20, se estableció una especie de ‘conexión valenciana’ por la que salieron decenas de niños del hospicio de San Agustín con dirección al levante español y esa tradición pudo ser seguida en el caso del Santo Celo. En su caso fueron adoptados entre 1955 y 1987, primero en el Convento de los Desamparados y posteriormente en la Clínica de la Virgen del Consuelo.

Sin embargo, y pese a la difusión alcanzada, apenas han logrado encontrar a sus verdaderas madres en unos pocos casos, ninguno que se sepa en Burgos. Quizás por mala suerte, porque no hayan leído la prensa o porque éstas, en realidad, no estén interesadas en levantar las alfombras de una parte desagradable de su pasado.
Siempre a raíz de las pocas conclusiones a las que han podido llegar los niños del Santo Celo a partir de sus conversaciones con las religiosas, saben que algunas de las madres que daban a sus hijos en adopción lo hacían coaccionadas. La mayoría eran muy jóvenes cuando se quedaron embarazadas, seguramente lo hicieron fuera del matrimonio o con parejas mal vistas por sus familias en una época en la que todavía existían muchos prejuicios sociales y religiosos. Había hijas de políticos, de médicos, de jueces, de generales...
«Muchas estuvieron traumatizadas, les fallaron sus propios padres, llegaron y se fueron coaccionadas y no renunciaron a nosotros voluntariamente. Por eso creemos que si leen esto se reconocerán», decía Mercedes, una de las portavoces del colectivo, en una entrevista mantenida con Diario de Burgos hace ya casi un año, en diciembre de 2011. Para su desgracia, no ha sido así.

Los niños del Santo Celo pueden ser decenas, incluso cientos Se habla de 2.000. Las mamás llegaban allí para pasar la última fase del embarazo y a su círculo de amistades las familias les contaban que se habían ido a estudiar fuera o a una larga cura de reposo. Los adoptados calculan que durante algunos años temporadas llegaron a nacer tres criaturas en un solo mes.

Tras el alumbramiento eran las religiosas las que decidían el destino del niño. Tenían adoptantes en lista de espera que incluso elegían el sexo del bebé. Y la madre biológica regresaba a su vida anterior sobrellevando el trauma lo mejor que pudieran.
Aquellos niños, cuando crecieron, terminaron siendo conscientes de que eran adoptados. Algunos lo sospecharon desde que tuvieron conciencia ante una llamativa falta de parecido con sus supuestos progenitores. Otros tardaron décadas en darse de bruces con la realidad, cuando sus padres ya mayores se lo confesaron.

El último recurso. Ahora que pueden tomar medidas se han aventurado a embarcarse en peleas judiciales con el riesgo emocional e incluso económico que conlleva. «Nos han dicho que no existen archivos, que nuestras madres no se registraban con su nombre real y muchas otras excusas que no creemos», afirmaba una de las denunciantes en declaraciones a la prensa valenciana. Sin esos nombres, sin poder contactar con ellas, nunca sabrán si fueron robados o dados en adopción voluntariamente.

No les queda más remedio que acudir al juez, pero al menos cuentan con el precedente de otra institución valenciana, la Casa Cuna Santa Isabel de las Siervas de la Caridad, a la que los tribunales de la capital del Turia han obligado recientemente a desvelar la identidad de las madres a 21 personas que lo habían reclamado. Entre ellas, el propio abogado que ahora lleva el caso del Santo Celo.


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